Edurne Uriarte
El sexismo funciona en dirección contraria a la habitual, es decir, contra los hombres, probablemente, en un solo ámbito. Lo que ocurre es que es muy importante porque afecta al ejercicio de la paternidad. Me refiero a la ley del divorcio y a su aplicación en relación con la custodia de los niños. Si la sentencia de Manresa que retira la custodia de su hija a una madre ha tenido tanta repercusión no sólo se debe a la apreciación del llamado síndrome de alienación parental provocado por la madre. También a que pone el foco en un aspecto hasta ahora socialmente poco relevante, el de la deficiente protección ofrecida por la ley al teóricamente igual derecho de los hombres al cuidado de sus hijos.
La custodia de los hijos es otorgada a las madres en más del 90% de divorcios en España. Y aunque la actual ley del divorcio ha introducido la custodia compartida, lo ha hecho con tantas limitaciones que, en la práctica, los hombres que aspiran al cuidado de sus hijos tras el divorcio se encuentran con enormes dificultades para obtenerlo. Y esto se debe al sorprendente hecho de que las reticencias hacia la doble custodia son ampliamente compartidas por todo tipo de sectores, desde la derecha, la izquierda, hasta, sobre todo, una buena parte del feminismo.
Es hasta cierto punto comprensible el peso de la tradición en los legisladores y en los jueces, la idea de que «lo natural» es que los hijos se queden al cuidado de las madres. Pero lo es mucho menos que una buena parte de las asociaciones feministas combatan la custodia compartida al mismo tiempo que reclaman la igualdad en la familia. Y que antepongan los efectos perniciosos del uso de dos casas sobre el de la práctica desaparición de los hombres, cuatro días al mes, de la vida de sus hijos. O que consideren que la falta de acuerdo desaconseja la custodia compartida pero no que desaconseje la custodia monoparental.
Algunos presumen de que nuestro país es uno de los líderes europeos en reformas para la igualdad de género. Pero no en este asunto donde más bien lideramos las más viejas tradiciones de género. Y con amplia colaboración feminista.
La custodia de los hijos es otorgada a las madres en más del 90% de divorcios en España. Y aunque la actual ley del divorcio ha introducido la custodia compartida, lo ha hecho con tantas limitaciones que, en la práctica, los hombres que aspiran al cuidado de sus hijos tras el divorcio se encuentran con enormes dificultades para obtenerlo. Y esto se debe al sorprendente hecho de que las reticencias hacia la doble custodia son ampliamente compartidas por todo tipo de sectores, desde la derecha, la izquierda, hasta, sobre todo, una buena parte del feminismo.
Es hasta cierto punto comprensible el peso de la tradición en los legisladores y en los jueces, la idea de que «lo natural» es que los hijos se queden al cuidado de las madres. Pero lo es mucho menos que una buena parte de las asociaciones feministas combatan la custodia compartida al mismo tiempo que reclaman la igualdad en la familia. Y que antepongan los efectos perniciosos del uso de dos casas sobre el de la práctica desaparición de los hombres, cuatro días al mes, de la vida de sus hijos. O que consideren que la falta de acuerdo desaconseja la custodia compartida pero no que desaconseje la custodia monoparental.
Algunos presumen de que nuestro país es uno de los líderes europeos en reformas para la igualdad de género. Pero no en este asunto donde más bien lideramos las más viejas tradiciones de género. Y con amplia colaboración feminista.
1 comentario:
El hombre español moderno es un despreciable pederasta y maltratador en potencia siempre culpable.Ser padre sólo es importante para soltar billetes,en un aborto ni siquiera puede opinar nada.Encima,la sociedad española está plagada de "feministos" comemierdas que allá que van a criminalizar al varón con su cara de agilipolladito.Pero...VALOR!!.Estoy seguro que el próximo domingo VOX va a barrer,y a las feminazis/feministas les van a dar chicharrón.
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