
Sin embargo, donde algunos peritos ven fobia, otro considera que es un cuadro de ansiedad y alguno que la niña sufre el síndrome de alienación parental. La magistrada entiende que, en base a esos informes, la menor «padece cuanto menos una fobia severa a su padre, si no el denominado síndrome de alienación parental».Cree que no puede negarse a priori la existencia de ese síndrome, que la Organización Mundial de la Salud no considera una enfermedad, sino un problema relacional, «lo que podría ocurrir por ir esta organización detrás de la realidad». Según la sentencia, la niña «defiende a ultranza a su madre» y llama papá a su compañero sentimental, con «absoluta negación del padre».
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