jueves, 14 de junio de 2007

Víctimas inocentes

Remedios Falaguera

No tengo la más mínima duda de que el matrimonio es “ese frágil lazo arrojado desde las colinas olvidadas del ayer hacia las montañas invisibles del mañana del que dependía la vida entera del hombre” como decía Chesterton. Es más, a pesar de que muchos se empeñen en “vendernos” que la separación y el divorcio son una liberación, una “salida de emergencia” ante la rutina, las infidelidades y la falta de amor, estoy totalmente segura de que el matrimonio protege a hijos, a los hombres y mujeres, y, por tanto, al bien común de todos ellos.
¿Qué quieren que les diga? Esto de que si un matrimonio no funciona, pues no pasa nada, se separan de forma amistosa y ya está, no me acaba de convencer. Principalmente, porque mientras el padre y la madre se encuentran enzarzados en una batalla legal sobre la partición de los bienes, la pensión compensatoria y la custodia de los hijos, las verdaderas VÍCTIMAS INOCENTES, LOS HIJOS, pagan las consecuencias de esta ruptura, siendo, en muchas ocasiones, utilizados y manipulados por un miembro de la pareja para ponerlos en contra del otro. [Lees más]

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