jueves, 28 de junio de 2007

Un juez invoca a Dios y a la familia para dejar sin efecto una orden de alejamiento

El fiscal jefe muestra su repulsa por la decisión de un magistrado de Violencia sobre la Mujer y pide al TSJ que se tomen medidas para evitar que se repita

RAMÓN FERRANDO

Un juez sustituto del juzgado de Violencia sobre la Mujer número uno de Alicante ha dejado sin efecto una orden de alejamiento invocando a Dios y a la importancia de la familia. La medida de protección pesaba sobre una madre de Alicante que maltrató a su hija de diez años. La madre fue condenada a seis meses de cárcel y a no acercarse a la niña. El magistrado justifica su decisión en que su tarea es suavizar las relaciones dolorosas para que pueda haber una reconciliación. El fiscal jefe de Alicante, José Antonio Romero, ha pedido al presidente de la Audiencia, Vicente Magro, que el Tribunal Superior de Justicia tome medidas para evitar que este tipo de decisiones se vuelvan a repetir.


La madre tenía en vigor dos órdenes de alejamiento por la agresión a su hija y por otros presuntos malos tratos a otro hijo pequeño que no habían sido juzgados. La titular del juzgado de Instrucción número uno de Alicante acababa de renovar de forma indefinida la segunda orden de alejamiento, «teniendo en cuenta los antecedentes de la denunciada sobre la que pesa una condena por maltrato físico a su otra hija, que hacen temer que la imputada pueda actuar poniendo en riesgo la integridad de su hijo menor». La juez advertía en el auto de prórroga del alejamiento, al que ha tenido acceso este periódico, del peligro de la acusada por su «agresividad».


A pesar de ello, cuatro días después el juez sustituto del juzgado de Violencia sobre la Mujer permitió a la madre que viera a sus hijos un sábado cada dos semanas. El juez se pronunció en un auto sobre las medidas provisionales de divorcio en que le daba la custodia de los dos hijos al padre.


El magistrado, que se llama Alfonso Rossi de Barbazzale y Carreño, arranca el auto pidiendo a «Dios que me asista en el cumplimiento de mi deber». El juez asegura que «la situación que estamos viendo es ya complicada y dolorosa de por sí, independientemente de otras circunstancias».


Los fundamentos jurídicos del auto apuntan que «a pesar de las órdenes de alejamiento no se puede privar a los hijos de su madre ni a la madre de sus hijos. De que se tengan los unos a los otros, lo único que siempre nos queda es la familia». El magistrado sustituto añade que «mi tarea es, entre otras, suavizar dentro de la ley las relaciones dolorosas a fin de que se pueda progresar en la búsqueda de una reconciliación».


El magistrado continúa con su alegato en defensa de la familia añadiendo que «tal vez la pérdida de nuestros seres queridos puede hacer emerger nuestra humanidad y que las diferencias personales tiendan cada vez a importar menos. En un caso como el que nos ocupa no hay vencedores ni vencidos ya que todos perdemos, incluida la sociedad, y si alguien cree que ha ganado algo está equivocado, su victoria es pírrica». El juez incide en que «es tanto lo que se pierde por el camino, que nos queda al final un sabor amargo. Sólo espero que nos ayude a crecer, a madurar como seres humanos y como padres. Espero que esta decisión que hoy se adopta por mi parte sea el camino para una cura emocional y aprender que nada se gana ignorando nuestros sentimientos o los sentimientos de los demás, y que apreciarlos nos ayuda a aliviar el terrible camino de la aflicción».


El auto confirma el derecho del padre a seguir en el domicilio conyugal porque tiene la custodia de los dos hijos. El magistrado precisa que la niña maltratada pidió expresamente estar en casa con su padre, «manifestando al mismo tiempo querer ver a su madre sólo un día a la semana sin pernoctar con ella» «por temor». El juez cierra el auto insisitiendo en que a pesar de las dos órdenes de alejamiento «no procede privar a la madre de ver a sus hijos, toda vez que la hija» sí quiere tener contacto con ella. La resolución establece que «el régimen de visitas será un sábado alternativo en un punto de encuentro desde las 10.00 horas de la mañana a las 18.00 horas de tal manera que los hijos puedan estar con su madre».

La condena firme que tenía la madre por maltratar a su hija fue dictada por la titular del juzgado de lo Penal número cinco de Alicante. La sentencia precisa que el 23 de marzo de 2006 la acusada discutió acaloradamente Unos meses después la acusada presuntamente volvió a maltratar a su otro hijo y la titular del juzgado de Instrucción número uno abrió diligencias penales contra ella por otro delito.

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