jueves, 28 de junio de 2007

José Manuel Aguilar: “En España, los niños se consideran una propiedad”

El prestigioso psicólogo afirma que los menores bajo el SAP “se encuentran totalmente desamparados”

CEUTA - El Pueblo de Ceuta 28 Junio 2007

Julia Martínez Navarro
juliamartinez@elpueblodeceuta.es

La familia como núcleo originario de relaciones sociales y, en ocasiones, definidor de caracteres personales, ha sido objeto de una atención continua por todos los profesionales. En este sentido, las novedades introducidas en la concepción de la misma, por las reformas legales del año 2005 están generando un continuo debate jurídico social. Por ello, durante dos días se celebran estas jornadas, organizadas por el Colegio de Abogados en colaboración con el Centro Asesor de la Mujer y dirigido a todos sus colegiados, en las que se pretende analizar, por profesionales de la psicología y el derecho, los temas más cuestionados de las modificaciones realizadas en los cuerpos legales.

José Manuel Aguilar Cuenca es un prestigioso psicólogo que ha publicado numerosos libros sobre el Síndrome de Alienación Parental, más conocido por sus siglas en inglés, SAP; un síndrome que se basa en el proceso a través del cual uno de los progenitores educa en el odio al menor para que rechace al otro progenitor en los procesos de separación o divorcio.
El extenso conocimiento del psicólogo sobre este tema ha provocado su participación como ponente en la sesión inaugural de las jornadas sobre Derecho de Familia, que llegan hoy a su fin en los salones del Hotel Tryp.
Pregunta: ¿Cuáles son los signos de alerta para detectar este síndrome?
Respuesta: Los signos de alerta son, por ejemplo, cuando el niño empieza a venir cabizbajo cuando antes venía alegre a ver a su padre o madre. También cuando éste empieza a poner excusas y se produce una interferencia en las comunicaciones. El alienador, en muchos casos, no le deja ponerse al teléfono, o no comunica al otro progenitor que le ha cambiado de colegio o cuando no se avisa de que está tomando una medicina concreta, los regalos de cumpleaños no llegan. Sobre todo, los padres lo detectan mucho cuando el niño empieza a hablar con un lenguaje que es prestado, que no le corresponde.
P: ¿Qué consecuencias puede provocar en los niños?
R: A corto plazo puede provocar ansiedad, matizaciones del tipo de dolores de barriga, problemas de pesadillas, sueño inquieto o problemas de alimentación. En definitiva, todo aquello que esté relacionado con el estrés, como por ejemplo, ataques de asma.
P: ¿Y a largo plazo?
R: A largo plazo tiene unos efectos gravísimos, son carne de psicólogo cuando son adultos porque van de psicólogo en psicólogo y necesitan tratamiento psicofarmacológico. Por un lado, no quieren que se repita el modelo que aprendieron, o bien, no quieren vincularse, es decir, no quieren generar una nueva pareja ni familia porque temen repetir el modelo aprendido.
P: ¿Existe algún tipo de legislación al respecto?

R: No, en España nada en absoluto. En Estados Unidos y en México esto es un delito que está recogido en el Código Civil y provoca el inmediato cambio de custodia. En nuestro país no. Sin ninguna duda tiene que estar recogido como un tipo de maltrato. Hoy en día se considera algo normal que los niños sufran por un divorcio y esto es absolutamente ridículo porque son los adultos quienes se divorcian. Las parejas son las que se rompen, no las familias. Eso hay que cambiarlo, se trata de una cuestión cultural porque hoy en día los niños en nuestro país se consideran una propiedad.

P: ¿Existen grados o niveles dentro del SAP?

R: Este síndrome es un continuo que va progresando y va desde leve, a moderado y severo. Leve es al principio, cuando el niño empieza a expresar comentarios que ha tomado prestados de su padre o de su madre, con frases como “tu padre nos ha abandonado” o “no te pasa el dinero”. Moderado es cuando el niño empieza a interiorizar eso y ya no quiere ir a ver al otro progenitor. Y severo es cuando se rompe realmente, y definitivamente, el vínculo e incluso hay comportamientos agresivos en la relación con el otro progenitor cuando el niño va a verlo.
P: Entonces, el alienador consigue su propósito...

R: Sí. El alienador consigue, así, su propósito y entonces el niño pasa de ser educado en el odio a ser lo que llamaba el defensor del menor de la comunidad de Madrid “un arma arrojadiza”. Esto es, a agredir él mismo sin la necesidad de que el adulto le supervise. Los menores en estas circunstancias están absolutamente desamparados en el ámbito judicial, se dice que son el bien superior a proteger y eso es absolutamente falso. Se trata de un síndrome que se tiene que diagnosticar a tiempo y se tiene que atajar desde un principio, cuanto antes se haga, menos consecuencias podrá tener para los menores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente. Es real, frecuente y cotidiano; también en padres no separados. Es mi caso. La madre alienadora , porque las circunstancias le han dado más poder y credibilidad que al padre. Callejón sin salida para los tres sufridores. Principal sufridor el padre; principal perjudicado a largo plazo el hijo
Necesidad de identificar situaciones de alienación SÓLO por expertos en el tema y de que la legislación recoja cuanto antes como delito tal actuación por parte del progenitor que la ejerza . Mientras que el progenitor que aliena no pierda la custodia en favor del otro, no se puede extinguir la existencia y del síndrome, porque al menor no se le permite conocer de verdad, a través de él mismo, de quien y como es el el padre, sin la mediatización distorsionante de la realidad del padre ejercida sutil pero eficazmente por la madre.