José Díaz Herrera - Periodista
POR ALFREDO VALENZUELA - ABC
-Le dedica su libro a sus cuatro hijos y, seguidamente, a los 250.000 hombres detenidos por malos tratos en España en los últimos tres años ¿Está usted provocando?
-Provocando, no. Hay una realidad oculta, la de la violencia institucional contra el hombre, víctima de toda clase de abusos en los procesos de separación y divorcio, maltratado por policías, jueces e instituciones bajo el pretexto de defender el «interés superior del menor».
-Pero alguno de esos hombres habrá sido culpable de lo que se le denuncia ¿no?
-En la violencia familiar no se pueden hacer diferencias, hay hombres culpables y mujeres culpables. La violencia se da por igual en las parejas. Es cierto que mueren más mujeres pero es que el hombre es más fuerte y sus actos tienen consecuencias funestas muchas veces.
-En el caso de la violencia de género parece que, cuando se trata de acusar a un hombre, el famoso principio de que es preferible un culpable en libertad que un inocente en la cárcel se ha invertido ¿no?
-El principio «in dubio pro reo» no funciona, el hombre es intrínsicamente culpable por el hecho de serlo.
-¿Con la Ley Integral de Violencia de Género han disminuido las agresiones a mujeres?
-Han aumentado. A pesar de que tenemos la ley más dura de Europa, el año pasado la lacra de las muertes de mujeres se incrementó y la violencia en un 52 por ciento, según el Fiscal General del Estado.
-¿La Ley de Violencia de Género acabó con la igualdad de los españoles ante la ley?
-Indudablemente. Basta una llamada telefónica de una mujer para que la policía se presente en casa y detenga al hombre como presunto culpable, sin ningún tipo de investigación. ¡Eso es una barbaridad!... pero ocurre todos los días.
-¿Cuántos artículos de la Constitución puede vulnerar esa ley?
-Muchos. El derecho a la igualdad ante la ley, a la no discriminación por razón de sexo, el que garantiza la tutela judicial efectiva ante los tribunales y otros más.
-Pero nunca una ley suscitó tanta unanimidad en el Congreso ¿Por qué?
-Hitler también llegó al poder en Alemania con apoyo del Parlamento de su país. No por eso fue acertada aquella decisión.
-La jueza decana de Barcelona, María Sanahuja, sostiene que una de cada tres denuncias por maltrato es falsa. ¿Comparte ese cálculo?
-Efectivamente. En el libro he publicado sentencias en las que una juez afirma hasta veinte veces que una mujer ha denunciado falsamente a su marido. Desgraciadamente, los mecanismos para impedir estos abusos no se ponen en práctica.
-¿Una denuncia falsa qué es, una calumnia contra un inocente o una injuria contra las mujeres que de verdad son maltratadas y asesinadas?
-Una denuncia falsa es, desgraciadamente, un mecanismo para obtener un divorcio rápido, beneficioso para la mujer en muchos casos. Un sistema de poner fin al matrimonio de forma rápida, saltándose la vía de los juzgados de familia.
-Lo que usted denomina «feministas radicales» coinciden con los jueces -un gremio tradicionalmente conservador- en que la custodia de los hijos sea para las madres entre un 96 y un 98 por ciento de los casos ¿A qué achaca esa coincidencia?
-Los hijos son, en muchos casos, instrumentos para que la mujer se quede con la casa y reciba una pensión del marido. Es un flaco favor a la mujer, ya que se convierte en «parásita» y se le impide desarrollarse en sociedad.
-Habla en su libro de un «nuevo feminismo que rechaza que la mujer sea un parásito del hombre» y que es partidario de la custodia compartida ¿Qué peso tiene esa corriente en el feminismo actual?
-Cada día más. Son mujeres que luchan por la igualdad de sexos -cosa loable, que debemos apoyar todos- desde la igualdad y no buscando la destrucción del hombre.
-De todos modos esa tendencia del feminismo que propugna la custodia compartida de los hijos debe ser muy minoritaria ¿no?
-Francia, Italia, Estados Unidos, Canadá tienen la custodia compartida. En España el Gobierno socialista lo intentó pero el feminismo radical se opuso. Las mujeres del «otro feminismo», en cambio, creen que es la solución menos traumática para los hijos tras el divorcio. Es la forma de que sigan teniendo un «padre» y una «madre».
-¿Una discusión de pareja es maltrato y, por tanto, digna de dirimirse a la luz del Código Penal?
-Los asuntos leves deberían pasar antes por la mediación familiar, los psicólogos y los psiquiatras. El Código Penal debería aplicarse al final, en los casos graves, violaciones y asesinatos de mujeres. Incrementando si se quiere las penas.
-Su libro sugiere que la nueva Ley de Violencia de Género ha provocado cierta impunidad para las mujeres que opten por la violencia, la amenaza o el chantaje a costa de los hijos contra sus cónyuges ¿Ha constatado muchos casos?
-La mujer en casi todas las legislaciones del mundo está sobreprotegida al considerársele más débil que el hombre. En los casos de asesinatos de sus maridos, por ejemplo, nunca o casi nunca cumplen la pena íntegra. Los jueces consideran que su violencia es «de reacción» aunque el cadáver del esposo presente treinta puñaladas o la mujer lo haya conservado en la nevera tres años.
-En uno de los testimonios que recoge en su libro se habla con nombre y apellidos de una jueza que siempre falla contra los hombres por ser ella misma divorciada ¿no teme usted acabar en la cárcel?
-¿Por qué? Son opiniones contrastadas. Es, por otra parte, humano, que si se ha vivido un divorcio traumático se traslade ese comportamiento al resto de los varones. Es el CGPJ quien debe arbitrar mecanismos para que esa juez -que puede ser muy buena en otras materias- no ocupe ese juzgado.
-¿Cuál es el insulto más imaginativo que ha cosechado por su libro y quién se lo ha dedicado?
-Los insultos de las feministas no son imaginativos. Lo único relevante que puedo resaltar de quienes me han insultado es que ninguno de ellos había leído el libro. Es la dialéctica de las defensoras de la Ley contra la violencia de género, no razonar, imponer.
martes, 17 de julio de 2007
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